La Comisión Europea aprueba una normativa que obliga a los fabricantes de electrodomésticos que se comercialicen dentro del territorio comunitario, a proveer repuestos y componentes durante más tiempo. Lo que supondrá un ahorro promedio de 150 euros anuales en cada hogar.
“Derecho a reparar”
Una primera versión de esta nueva normativa será adoptada en la Unión Europea a partir de 2021. Esto supone que los fabricantes tendrán más reglas y a su vez los consumidores disfrutarán de una mayor protección a la hora de su reparación.
Este derecho se debe a un movimiento relativamente reciente dirigido por asociaciones de consumidores debido a la tendencia del sector tecnológico de dispositivos diseñados para que únicamente el propio fabricante pueda repararlos. De esta manera siempre gana el fabricante, ya sea porque te obliga a llevarlo al servicio técnico oficial o a comprar una nueva versión fabricada por ellos más nueva.
La nueva norma obligará a los fabricantes a proveer repuestos y componentes para sus aparatos a técnicos profesionales durante un largo período de tiempo después de la compra; cualquier profesional debería poder pedir una pieza al fabricante y éste estaría obligado a vendérsela.
Este periodo de tiempo se refiere por ejemplo a diez años en el caso de las lavadoras y de los lavavajillas, y a siete años mínimo para los frigoríficos, siendo de diez años para los accesorios de las puertas.
Se quiere conseguir una vida útil más larga de los aparatos y reducir así las emisiones durante la producción de nuevos aparatos. Ahorrando para 2030, 167TWh anuales, según estimaciones de la comisión. Equivalente al consumo anual de energía de Dinamarca.
Vida útil
La directora de la Asociación Europea de consumidores, Monique Goyens, ha expresado: “Los nuevos requisitos de reparación ayudarán a mejorar la vida útil de los electrodomésticos del día a día que actualmente fallan muy rápido”.
Las piezas de repuesto deberán ser repuestas por los propios fabricantes en un plazo de 15 días hábiles, además indica:
“se pueden reemplazar con el uso de herramientas comúnmente disponibles y sin daños permanentes para el electrodoméstico”.
Actualmente la sociedad tiene tendencia al desperdicio, lo que agota los recursos naturales y además es perjudicial para los bolsillos de los consumidores, haciéndonos gastar más dinero, como ha remarcado Goyens.
Dentro de las medidas también se contempla añadir información al etiquetado, para que: “consumidores europeos tomen decisiones basadas en la información, que finalmente impulse el mercado hacia productos más eficientes energéticamente”; como indica la Comisión Europea.
Problemas
Esta nueva ley sólo se aplica determinados aparatos comunes como lavadoras, lavavajillas y frigoríficos, además de televisores con pantallas de menos de 100 centímetros cuadrados y otros monitores, motores eléctricos, transformadores, refrigeradores industriales y equipos de soldadura. Los smartphone quedan fuera, aunque no se descarta ampliar esta ley en un futuro.
«Faltan sobre todo los equipos electrónicos, que hoy por hoy son el grupo de aparatos domésticos que mayor obsolescencia prematura tiene. En este caso, la obsolescencia tiene más que ver con las actualizaciones de software, que con la reparabilidad», dice la OCU.
No hay que confundirse, esta norma se aplica únicamente a técnicos profesionales, por lo que los usuarios no se contemplan. Esta decisión que parte de los fabricantes se debe a que consideran que es peligroso dejar a los propios usuarios reparar los productos; tanto por ellos como por el propio aparato.
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